¿Cómo proteger los paneles fotovoltaicos?
Los cambios de estación traen consigo variaciones de temperatura y la acción de diversos agentes atmosféricos. Estos son, por ejemplo, la lluvia, el viento y el granizo; fenómenos que son buenos para nuestro medio ambiente, especialmente en estos años de fuertes cambios climáticos, pero que podrían afectar al rendimiento y la potencia de los paneles de un sistema fotovoltaico.
Aunque los paneles solares fotovoltaicos no necesitan cuidados constantes, debemos tener en cuenta que las variaciones estacionales a las que están expuestos cada día podrían dañarlos. Pero, ¿existen formas de proteger nuestros paneles fotovoltaicos? ¿Y cuáles son los agentes climáticos más peligrosos?
En este artículo, Adratek, empresa especializada en la instalación de placas solares Madrid, explica uno a uno los distintos fenómenos estacionales y qué operaciones poner en práctica.
Otoño e invierno
El descenso de las temperaturas trae consigo fenómenos como la nieve y la condensación, que podrían afectar a los paneles y, por tanto, a la eficiencia del sistema fotovoltaico:
Nieve
La nieve no suele ser un gran problema para los paneles fotovoltaicos porque, al estar inclinados, permiten que las acumulaciones de nieve resbalen.
Sin embargo, si se producen fuertes nevadas, su peso podría causar daños mecánicos en la estructura de soporte, así como en la producción de energía. De hecho, si se cubren, los módulos ya no pueden absorber los rayos solares y su producción disminuye considerablemente, hasta el punto de pararse.
Además, la nieve acumulada, si no se retira, puede congelarse, lo que dificultaría aún más su correcto funcionamiento.
La solución para evitar estos percances es mantener los paneles limpios en todo momento.
Comprobar de vez en cuando que no se ha acumulado nieve es una operación que puede realizar manualmente el propietario de una instalación fotovoltaica, gracias también al uso de productos anticongelantes (como los que se utilizan para los parabrisas de los coches). En caso de nieve espesa, será necesaria la intervención de empresas especializadas.
Condensación
Típica de las mañanas de invierno, la condensación se forma cuando el aire caliente cargado de humedad entra en contacto con una superficie fría, como el cristal. Por ello, este fenómeno puede afectar especialmente a los paneles fotovoltaicos integrados en el tejado, reduciendo su rendimiento y, con el tiempo, provocar la corrosión de los circuitos metálicos.
Para superar este problema, es necesario proporcionar una ventilación adecuada del espacio situado detrás de los paneles fotovoltaicos, así como abrir los paneles para evaporar el agua, operación que sólo debe realizar personal especializado.
Primavera y verano
Si con el frío vemos nevadas y fuertes heladas, con las estaciones más cálidas nos encontramos con lluvias y granizadas. Aunque son fenómenos menos peligrosos, existen algunas soluciones que nos permiten proteger nuestro sistema fotovoltaico.
Lluvia
Un sistema fotovoltaico bien construido e instalado no debería sufrir daños por la lluvia, mientras que los paneles fotovoltaicos mal montados (o los de una generación más antigua) pueden sufrir infiltraciones de agua.
En particular, en el caso de los paneles solares fotovoltaicos no integrados, el agua puede filtrarse en los orificios de montaje (si éstos no están bien sellados) y causar daños en la casa.
En cambio, en el caso de los paneles fotovoltaicos integrados, el agua puede penetrar entre los módulos, en los bordes de separación, y dañar los circuitos.
Cuando el sistema está integrado en el tejado, la lluvia puede penetrar por los bordes de separación entre los módulos y dañar los circuitos metálicos.
Pero prevenir cualquier tipo de accidente es posible. Basta con realizar inspecciones periódicas (por tu cuenta o contratando una empresa especializada) para asegurarte de que tu sistema fotovoltaico está correctamente instalado.
Viento
El viento es el agente atmosférico más común y no suele ser una fuente de daños para los paneles solares. Esto se debe a que el espacio entre las tejas y un módulo solar es muy estrecho y el aire apenas puede penetrar. Pero cuando hay fuertes rachas de viento hay que tener cuidado, sobre todo si nuestro tejado es plano.
En este caso lo ideal sería insertar soportes de acero, que permiten inclinar los módulos solares para que el viento pase a través de ellos, pero sin demasiada fuerza.
Incluso en este caso, se pueden evitar consecuencias desagradables con ciertas medidas.
En primer lugar, la empresa instaladora realiza un análisis de las corrientes de aire mediante un software especial que simula la acción del viento.
Granizo
Contrariamente a lo que podrías pensar, se trata de uno de los agentes atmosféricos menos peligrosos para los paneles solares. Esto se debe a que siempre se instalan con una inclinación hacia el sur, dirección desde la que nunca se origina el granizo.
Además, los módulos están fabricados con varias capas de materiales que contribuyen a hacerlos aún más robustos, como el vidrio templado, un elemento capaz de absorber los golpes de los fenómenos meteorológicos más fuertes.
Siempre es importante proteger el propio sistema fotovoltaico, por lo que la contratación de un seguro que cubra los daños, incluidos los causados por fenómenos excepcionales, puede ser una solución ideal.
Consejos para proteger las placas solares
- Instalar mallas antigranizo, es decir, cubiertas que se colocan sobre los paneles y que desvían las tormentas de granizo. Deben utilizarse junto con otros tipos de protección, como soportes especiales para que los paneles absorban los impactos.
- Presta atención a la posición de los paneles y elige la mejor inclinación; si conoces la trayectoria de las tormentas, es mejor evitar colocar los paneles encima.
- Elige soportes resistentes a los golpes que puedan ayudar a absorber el impacto del granizo, evitando así que el panel se rompa.
- Si pensamos que sólo los agentes atmosféricos violentos pueden afectar a los paneles fotovoltaicos, nos equivocamos. De hecho, a menudo es el calor, lo que consideramos el mejor aliado de un sistema, el que lo daña. Cuando las temperaturas superan los 25°C, los módulos pueden sobrecalentarse, lo que puede afectar a su rendimiento.